Los cementerios de aquí son flipantes. Realmente, son parques en los que hay tumbas. Nada de caminos estrechitos entre mausoleos y panteones, sino explanadas con bancos, estanques, caminos… donde va la gente a pasear con los carritos de los niños, a sacar al perro (con correa, eso sí), a correr, a comer o incluso a pelar la pava (ay, la adolescencia)

Uno de ellos, el Vestre Kirkegård, me pilla entre casa y la uni y cuando no diluvia, lo atravieso dando un paseo.

Rascayú

Muchas de las tumbas tienen macetas, figuritas, lamparitas LED con célula solar… aunque también hay lápidas imponentes. A ver si nieva, que debe estar curioso verlo blanco.

Eso sí, el otro día se me ocurrió atravesarlo de noche (ya eran las 16:30, a quién se le ocurre), y no se lo recomiendo a nadie: no está iluminado en absoluto y hay que atravesarlo a ciegas, o usando la linterna del móvil. No es que dé miedo, pero al final ver las luces LED débilmente iluminadas y no escuchar ni un ruido… me llego a cruzar con alguien y seguro que me hubiera llevado un buen susto.

Cuando mueras qué harás tú