El dinero
La primera vez que vine a Dinamarca -de turista- me volví a España con todo el dinero que había cambiado (bueno, pagamos en un restaurante, por hacer gasto, y nos pusieron una cara rarísima). La segunda vez, no cambié por pereza y me di cuenta después de que no me había hecho falta. Y ahora, la tercera vez, estoy viendo a ver si es factible no usar efectivo en dos años, pero sin hacer malabares.
En estos momentos, el dinero que tengo en coronas asciende a la friolera de dos coronas y media que me encontré por la calle. Para el día a día tiro de tarjeta (virtual, con una cuenta en coronas). El pago con tarjeta es la opción por defecto en todas partes: tiendas, restaurantes, el comedor de la uni… hasta la panadería de barrio usa el datáfono como opción principal. Y el billete del bus se puede pagar con una app en el móvil.
La otra opción es MobilePay, una app de móvil que lanzó Danske Bank hace unos años. Es un sistema de micropagos entre particulares o particulares y empresas y lo usan en los mercadillos (otro día hablamos de los mercadillos) o en las tiendas con más solera. De momento no la he podido probar, porque hace falta una cuenta bancaria danesa que no puedo tener hasta que no tenga el CPR (similar al número de la Seguridad Social) Pero vamos, que en cuanto pueda, voy de cabeza.
Hasta hoy (cuarenta días), sólo he perdido una oportunidad de pagar: hace unos días se presentaron en casa dos chicas de la cruz roja (con hucha y todo) y ni pude darles coronas, ni pagar con tarjeta (que no cogían) ni pagar con MobilePay (que no tengo) No se quedaron muy convenciadas de mis explicaciones, la verdad. Por cierto, que gracias a ellas me he dado cuenta de que mi casa no tiene timbre. No sñe si es una peculiaridad de mi edificio o es algo común.